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Finanzas Personales

El dinero del futuro

Pablo Acuña

Pablo Acuña

14 feb. 2023 · 7 min

Una breve historia del dinero

Durante algún punto del siglo VII antes de Cristo, los seres humanos nos dimos cuenta que era bastante ineficiente intercambiar bienes para comercializar y comenzamos a usar dinero para este tipo de operaciones.

El dinero comenzó siendo exclusivamente monedas de metales preciosos, como el oro y la plata. Sin embargo, con el tiempo, nuevamente nos dimos cuenta que había ineficiencias con este tipo de dinero. Era pesado, al ser de un material valioso los más pillos raspaban las monedas para así poder vender restos de material en el mercado y obtener ganancias, y también ocupaban un espacio y peso, los que no eran menores.

Durante el 1660 aproximadamente, comenzaron a aparecer los billetes en Europa, que eran entregados por los bancos a cambio de depósitos en oro y plata.

Siguió avanzando el tiempo, hasta llegar al gobierno de Richard Nixon en Estados Unidos. En este momento, Estados Unidos comenzó y fue rápidamente seguido por el resto de países del mundo, dejando aquí de respaldar la emisión de dinero basándonos en metales preciosos. Y así como pasó en ocasiones anteriores, el cambio se debió a las ineficiencias que traía consigo el respaldar el dinero de esta manera.

Imaginense, dichos metales preciosos debían trasladarse de un lugar a otro si un país quería emitir más dinero y comprar dichos metales. Bueno, desde ese entonces, estamos usando el llamado dinero fiduciario o fiat.

Dinero fiduciario o fiat

Su nombre no dice mucho por sí mismo. En simples palabras, este tipo de dinero es el que usamos comúnmente hoy en día, donde un Banco Central decide cuánto dinero emitir y controla la impresión de billetes y monedas en relación al equilibrio de diferentes variables macroeconómicas, como la inflación o el nivel de empleo que busca dicho banco central. Hasta aquí todo bien, pero ¿habremos conseguido el dinero perfecto?

Las ineficiencias del dinero fiduciario

Esta, seguramente, es la parte más divertida de la historia y podemos suponer que no habrá solo una opinión al respecto. Me voy a adelantar y prefiero contarte desde ya, que en este artículo no voy a entrar a hablar si un banco central, el cual, está controlado por personas, es quíen debería tomar la decisión de cuánto dinero imprimir y cuánto dinero sacar de circulación. Creo que eso da para mucho más que un simple artículo en nuestro humilde blog.

Pero sí entraré en otros puntos, los que creo son menos polémicos y más objetivos: ¿Se han puesto a pensar, por ejemplo, en cómo llegan los dólares a Chile? ¿En las billeteras de las personas que viajan para sus vacaciones? La respuesta es simple, no.

Los dólares son transportados en avión. No en aviones tripulados por turistas, sino de tipo transportadores, aunque suene raro y bastante contraintuitivo es así. Ahora me pregunto ¿valdrá la pena gastar ese combustible en transportar unos papeles?

En esta misma línea, incluso hablando de nuestra moneda local, me imagino que todos los que están leyendo estas palabras, han visto camiones blindados, tripulados por personas armadas, las que arriesgan su vida transportando billetes por las calles. Se gasta bencina y se contamina el planeta, los comerciantes deben dedicar tiempo en estar disponibles para que retiren el efectivo, hay una exposición a sufrir robos e incluso que los tripulantes de dichos camiones pierdan su vida. Estas también son ineficiencias, ¿no creen?

Por otro lado, cuando un comercio vende cobrando mediante tarjetas de crédito o débito, el adquirente (el más famoso en Chile es Transbank) se tarda hasta 3 días en pagar el dinero al comerciante. Aquí también hay un problema, porque si pensamos en un almacén de barrio típico, es lógico pensar que el dinero no le sobra, entonces por ejemplo, cómo va a comprar más mercadería si no le han pagado por la que ya vendió. Otra ineficiencia.

El dinero del futuro

Hoy, el pensar en dinero físico suena un poco antiguo. Es más: durante la pandemia, en Chile, pagar con tarjeta pasó a ser la forma preferida de los chilenos. Este fenómeno ha ocurrido a lo largo del mundo, no solo en nuestro país y no sólo producto de la pandemia, sino que es porque es más cómodo no transportar billetes. Además, es más seguro pagar con tarjeta si nos enfrentamos a un robo y podemos llevar el control de nuestro dinero con mayor facilidad si gastamos de forma digital. Pero pagar con tarjetas no es el dinero del futuro, es la forma de pagar de hoy.

Cuando hacemos una transferencia internacional, estas no son inmediatas, incluso en varios países del mundo (en casi todos) las transferencias bancarias entre cuentas tampoco lo son. Esto es producto de lo poco optimizadas que están las bases de datos de los diferentes bancos. La información no se envía de forma instantánea, cosa que parece rara en una era como la de hoy, donde vivimos conectados a internet y estamos acostumbrados a enviar mensajes de forma instantánea e incluso hacer videoconferencias con personas que están en cualquier lugar del mundo. Es extraño pensar que el dinero no se mueva a la misma velocidad.

El dinero del futuro es un tipo de dinero que se mueve a la velocidad del internet, no es físico y en consecuencia es más seguro que el efectivo.

¿Les suena blockchain?

Durante el 2010, en reacción a la crisis económica también conocida como sub prime se emitió el whitepaper del bitcoin y dio inicio a la revolución cripto. Como ya les dije, no voy a hablar si un tipo de valor no emitido por un Banco Central es mejor que uno emitido por uno. Pero el bitcoin no es solo eso, en este whitepaper se introduce por primera vez el concepto de blockchain, donde explicado de forma simple todos los actores tienen toda la información en todo momento y no necesitan a un tercero (por ejemplo un banco) para validar una transacción o una transferencia de dinero. Aquí todos los actores, en todo momento, saben exactamente qué ocurrió con el dinero de todos los demás y no necesitan que un banco les diga que así fue.

Este mismo mes enero del 2023, se publicó la renombrada Ley Fintech, que mucho ha dado qué hablar en materia de finanzas abiertas. También, viene un cambio en cuanto a las starcoins, donde se establece que el Banco Central deberá modificar la norma en cuanto a las divisas extranjeras admitiendo las monedas digitales que respalden su valor en dinero tradicional (o fiat) y guarden dicho respaldo en algún banco que esté custodiado por alguna Reserva Federal.

Si quieres saber más sobre la Ley Fintech, te recomendamos leer.

Cuando hablamos de una moneda digital que respalde su valor en una moneda fiat estamos hablando de un tipo de dinero que no debe su valor a la volatilidad de la oferta y demanda que vive el Bitcoin por ejemplo, sino que estamos hablando de un tipo de moneda que puede ser tan estable como el dólar americano. Además, al ser digitales y vivir dentro de blockchain no están físicamente en ningún lugar, por lo que el trasladarlos no toma más que un instante. Imagínate… Poder invertir y retirar tu inversión en solo segundos, enviar dinero donde quieras sin necesidad de que un banco valide tu transacción, pero de forma segura. Aquí señoras y señores, tenemos el dinero del futuro.

El dinero del futuro: los dólares digitales USDC

En Conomy decidimos implementar los dólares digitales USDC, los que son una stablecoin respaldada en dólares estadounidenses, custodiados en un banco en Estados Unidos y con dicho respaldo siendo fiscalizado constantemente por la Reserva Federal de dicho país.

1 USDC = 1 dólar. Los USDC siempre pueden ser cambiados por un dólar clásico (un billete), sin riesgo de la volatilidad característica en la industria cripto, pero entregando las ventajas de vivir en blockchain.

Nuestros dólares digitales USDC, siempre están generando rentabilidades para nuestros usuarios, hasta que deciden ellos mismos retirarlos o gastarlos en lo que quieran.

Nosotros invertimos estos dólares digitales USDC, en bonos del tesoro de Estados Unidos, una de las inversiones más seguras que pueden haber, y le entregamos la rentabilidad de la misma a nuestros usuarios. Suena bien ¿no?

Descarga Conomy y vive la experiencia del dinero del futuro. ¿O prefieres quedarte en el pasado y volver al trueque?

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